En general, en muchos procesos, se ve a las personas o trabajadores, como un número más que debe ejecutar una actividad o un listado de tareas, para un área determinada o específica. Este antiguo concepto no está más alejado de la realidad, ya que estas personas, son las que gatillan el éxito de un trabajo y sus resultados posteriores, como son: la confiabilidad y disponibilidad.
Hoy en día, debemos tener sumo cuidado en el factor humano, de cómo se siente la gente, de cuan motivada está para realizar una actividad y de qué necesita para realizarla de manera correcta. Las personas son capaces de mover la brújula en un proceso o un área específica, ya que ellas pueden estar muy comprometidas con el trabajo, muy alineados de como deben hacerlo y ejecutarlo, pero si no están motivadas o no se sienten con las ganas de ejecutar dicha actividad, lo más probable que esta falle y tenga consecuencias negativas posteriores, que en el momento no fueron percibidas, pero que llevaron a resultados inesperados en un futuro cercano.
El hecho de tener personas motivadas y a su vez capacitadas, hace que se vayan mejorando cada vez más los resultados, ya que la gente comienza a perseguir los buenos números, no solo de producción, sino que también de seguridad. Cuando los trabajadores tienen una actitud positiva al trabajo, y están en la misma sintonía de buscar los mejores resultados para el proceso, este comienza a cambiar y a obtener números realmente increíbles, ya que las personas no hacen solo lo que deben o les corresponde hacer, sino que van más allá, incorporando mejoras, buscando optimizaciones, reduciendo costos, etc., Todo esto hace, que el proceso se vuelva cada vez más eficiente y confiable, por lo que un factor llamado “gente”, gatilla el éxito de la actividad y de la salud de los equipos que están en producción.
El tener trabajadores capacitados y con una actitud positiva, es fundamental para la confiabilidad de los equipos y los procesos, por lo que es recomendable, siempre estar incitando a las personas a estudiar, a mejorar ellas mismas y a hacerse especialistas en lo que están haciendo. Los líderes, deben ser capaces de demostrarle a los trabajadores, que no se necesitan ser ingenieros o tener una infinidad de títulos académicos, para ser los mejores en lo que hacen. Si logramos motivar a la gente a que se supere ella misma, comenzarán a mostrar resultados positivos en términos individuales y colectivos. No todas las capacitaciones deben ser en un aula, sino que como dice la regla 70-20-10, estas pueden ser: 70% en terreno, 20% aprendiendo de otros y solo un 10% en un aula, por lo tanto, debemos trabajar mucho en motivar y darle importancia a las personas, ya que de ellas depende en gran parte del mantenimiento y sus resultados posteriores.
